DEMOGRAFÍA Y ECONOMÍA
La
actual población es de origen relativamente reciente. El topónimo de
Camporrobles empieza a sonar a finales del siglo XIV, cuando todavía no era más
que un caserío ligado a las dehesas y carrascales que poseía en tal partida el
concejo de Requena, (villa que perteneció a Cuenca) de cuyo término formó
parte hasta finales del siglo XVIII.
Las
primeras cifras sobre sus habitantes datan de mediados del siglo XVI, cuando el
Concejo de Requena le reconoce la categoría de aldea en razón de los 90
vecinos con que se dice que ya contaba. En el censo de 1699 se le atribuyen 96
casas (unos 500 habitantes) y era, después de Requena y Utiel, el mayor núcleo
de la comarca. En el transcurso del siglo XVIII
triplicó su número de vecinos gracias entre otras cosas a la roturación de
las dehesas. La abundancia de ganado lanar propició las manufacturas de lana,
hasta el punto de que, según Larruga, en 1740 había corrientes 11 telares en
los que se tejían lienzos, paños bastos y se fabricaban cordones, estameñas y
albornoces utilizando las lanas del mismo pueblo, y cáñamos y linos de Caudete
y Requena
Ante
la presión demográfica y la necesidad de granos, el Concejo de Requena parceló
y sorteó entre los vecinos de Camporrobles una superficie de 576 almudes (unas
200 hectáreas) correspondientes a la dehesa del Carrascal, partida que el cura
Joaquín Carze en 1787, y en su respuesta al cartógrafo Tomás López, sitúa
"entre saliente y mediodía", es decir por donde emboca la cañada que
baja hacia Fuenterrobles.
El mismo Joaquín Carze define a Camporrobles como un lugar escaso en aguas, fuera de la laguna inmediata a las casas que servia para dar de beber al ganado, mientras que las personas bebían agua de pozos y de la Fuente del Molón. Sus frutos eran los ganados y el trigo, citando como algo excepcional algunos viñedos en la parte poniente, donde está la Casa de la Viña, topónimo que ya aparece en dicha relación, al igual que las casas de Las Velas (hoy Veletas), la Casa Nueva y la aldea de la Oberuela (hoy Loberuela), de la que el cura Carze dice tenía 20 casas y una ermita dedicada a San José. Del propio Camporrobles el citado sacerdote dice que tenía una iglesia dedicada a Nuestra Señora de Asunción, y tres ermitas en las afueras: la de San Marcos al norte, la de Santa Ana al mediodía y la de San Cristóbal al poniente. Las dos primeras han desaparecido absorbidas por el crecimiento urbano y la de San Cristóbal se conserva sobre un altozano (conocido por los lugareños como el Cerrito de San Cristóbal), al que se acude cada año en Romería, en el mes de agosto, para celebrar La Zurra.
A
mediados del siglo XIX el número de habitantes superaba por poco el millar y su
economía seguía basada en el cultivo del trigo, aunque se había extendido
también el del azafrán, con ánimo comercial, y el de las patatas para
alimento propio. El viñedo cubría en 1840 una superficie de tan sólo 40 has y
la producción de vino apenas daba para el consumo local.
En
este mismo año de 1862 se censaron 368 casas, de las que 7 estaban en
diseminado y el resto se repartían entre La Loberuela (una veintena)
Camporrobles, cuyo casco urbano había crecido notablemente hacia el noroeste,
siguiendo cl camino de Mira (calle de Santiago) y por las actuales calles de San
Isidro (entonces Nueva), García Berlanga (entonces Carmen), plaza del Maestro
Cañada (entonces Alfonso) y de la Fuente. Por la parte meridional también se
había producido un pequeño ensanche, formándose la calle de la Tejería. Dos
mesones o posadas atendían a los viajeros: una en la calle de Santa Águeda (el
antiguo Mesón de 1782) y otra en la esquina de Pozo y Horno Nuevo (la actual
Maestro Aguilar).
A
partir de aquel momento el número de habitantes creció de 1.410 en 1877 a
2.263 en 1920 y a un máximo de 2.514 en 1950. Luego vendría la emigración y
la regresión, con 1.909 en 1970, 1.592 en 1986 y 1.398 en el padrón efectuado
en mayo de 1996. Pero esta pérdida demográfica no se ha traducido ni en
abandono de las casas ni en un freno a la construcción de nuevas viviendas,
cuyo número total asciende a 930.
A
comienzos de siglo se construyó la nueva carretera de Utiel a Mira, lo que
atrajo hacia la parte septentrional el crecimiento urbano, con la prolongación
de la calle de Santiago, frente a la cual sería construida, ya junto a la
carretera, la Posada del Moreno. La central hidroeléctrica de Víllora, en el
Cabriel, inaugurada en 1913, motivó para su instalación y mantenimiento la
construcción desde Camporrobles de otra carretera, que se convertiría pronto
en nuevo eje de crecimiento urbano hacia el oeste. De por estas fechas son también
algunos edificios de relevancia urbana como las escuelas del Patronato
de Martínez
de la Mata, en la calle de Hernández Zazo; el Teatro (ya desaparecido) en la actual
calle del Teatro Viejo, la Fábrica de Harinas (año 1934) en la calle Juan
Carlos I, (derrumbada en verano del año 2000 para dar paso a la construcción
de viviendas) que coincide con la carretera de Villargordo y que fue el principal
eje de ensanche hasta los años cuarenta.
Después
de la Guerra Civil llegaría por fin el ferrocarril, cuya línea se había
interrumpido en Utiel en 1885 y no enlazaría con Cuenca hasta 1947, 79
años después de que se planteara el primer proyecto. En noviembre de
1947, Franco se traslada de Madrid a Utiel para inaugurar la línea entrando en
servicio el 26 de noviembre. La estación se convirtió en el punto de atracción
para algunas industrias y bodegas que fueron apareciendo por los años cuarenta
y cincuenta: Bodega Miró, Resinera, Molino de Piensos, etc. También fue la
estación el punto de referencia para el planeamiento urbano, trazándose el
Paseo de la Estación, hoy Avenida de la Purísima, verdadero eje sobre el que
en 1952 se diseñó un Plan de Ensanche que ha ordenado el crecimiento de
Camporrobles casi hasta nuestros días. Transversales a esta Avenida de la Purísima
y a la calle de Juan Carlos I, hay que añadir una ronda interior formada por
las calles de Fuenterrobles, Caudete y Sinarcas, y una segunda exterior, todavía
sin concluir, denominada Avda. de la Constitución, las cuales ordenan el
crecimiento urbano de Camporrobles, siempre hacia el oeste.
Por
el norte el crecimiento no ha pasado mas allá de la carretera de Mira, que solo
en parte sirve también de calle. Por el sur la línea del Ferrocarril Valencia
Madrid constituye una barrera infranqueable para la expansión urbana, si bien
al otro lado de la vía, hacia el sudoeste ha surgido un polígono de granjas.
Del
notable crecimiento urbano, que contrasta con el estancamiento demográfico, es
fiel reflejo lo desbordado que quedó el Plan de Ordenación Urbana aprobado en
1977 y que obligó en 1983 a la redacción de unas Normas Subsidiarias de
Planeamiento.
Por
el lado oriental el único ensanche posible debía hacerse a costa de la laguna
(La Balsa), que ha venido siendo desecada en las décadas setenta y ochenta,
construyéndose en su entorno y lugar un Grupo Escolar de Concentración, que
acogía a niños de Camporrobles, Villargordo, la cañada de Mira y la
Loberuela, un campo de fútbol y un polideportivo que fue inaugurado en 1981 y
que consta de piscina, la cual esta abierta a los bañistas desde el 1 de julio
al 31 de agosto, ya que fuera de estas fechas el agua suele estar muy fría
debido al clima de esta zona, dos frontones, pista de tenis, y una pista
multiusos.
El abastecimiento de agua potable, una vieja aspiración con notables fracasos en sus anteriores intentos, pudo por fin ser solucionado a finales de los ochenta trayendo el agua desde un pozo situado en la ladera de la montaña de Cardete, en la cara que mira hacia Las Cuevas de Utiel.